Pequeños portales: mientras te lavas el rostro. Este es el segundo gesto simbólico de la colección. Un instante íntimo, cotidiano y sagrado para volver a ti.
Hay algo sagrado en ese gesto.
El agua tocando tu piel.
El vapor abriendo tus poros.
Los ojos que todavía no han visto el día.
En ese instante breve,
en ese espejo que aún no juzga,
puedes volver a ti.
Ya no se trata solo de limpiar.
Es otra cosa.
Es volver a empezar.
Ese momento frente al espejo,
antes del maquillaje, del peinado, de las prisas,
es un umbral.
Un pequeño portal que abre hacia dentro.
Si lo haces con presencia,
si permites que el agua no solo lave tu piel sino lo que arrastras,
entonces el gesto se convierte en ritual.
Y el ritual, en ancla.
Un ancla a tu verdad,
a lo que realmente eres
antes de salir al mundo.
No te laves el rostro por rutina.
Hazlo como si fueras tu propia madre.
Como si cuidar tu piel fuera cuidar tu historia.
Susúrrala mientras el agua cae.
No como afirmación.
Como recordatorio.
Estás.
Y eso ya es sagrado.
No pases por ti como si fueras una casa vacía.
Quédate.
Habita tu cuerpo, tu mirada, tu presencia.
Al levantarte, antes de cualquier otra cosa, ve al lavabo sin prisa.
Pon tus manos bajo el agua tibia.
Llévalas al rostro con suavidad, sin frotar.
Siente la piel.
Cierra los ojos y di internamente: “Estoy aquí”.
Respira.
Y quédate un instante en esa sensación.
Luego, abre los ojos y mírate.
De verdad.
Como quien se reconoce.
La autora Brené Brown también ha compartido su visión sobre el poder transformador de los rituales. Puedes leer su reflexión aquí: The Power of Ritual
Que este gesto tan sencillo sea tu ancla.
Que el agua no solo limpie tu rostro, sino también la prisa.
Pequeños portales se abre aquí,
para que cada día te recuerde
que volver a ti es posible,
incluso en lo cotidiano.
Nos encontramos en el próximo umbral.
Con amor,
Itziar
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