El poder de un gesto sencillo

A veces, lo que transforma nuestra vida no son los grandes cambios, sino pequeños rituales para grandes regresos. Un gesto sencillo —como encender una vela, abrir un cuaderno o detenerte a respirar— puede ser la llave que te devuelva a ti misma en medio del ruido cotidiano. En esa aparente simplicidad se esconde un recordatorio profundo: el regreso a lo esencial.

Según este artículo en Psychology Today, los rituales cotidianos —como respirar con atención o preparar una taza de agua— alivian el estrés al devolvernos una sensación de control.

El poder de un gesto sencillo está en su capacidad de recordarte que no necesitas nada extraordinario para volver a ti. Solo abrir un espacio en tu atención. Solo dejar que lo cotidiano se convierta en símbolo.

En el Método Inneris trabajamos con esos portales invisibles: momentos que parecen simples pero que guardan la fuerza de traerte de vuelta al centro. Gestos tan humanos y universales que todas podemos reconocerlos.

Cuando eliges habitar lo sencillo, se despierta algo profundo. Ya no es solo lavar tu rostro, preparar una taza caliente o encender una vela: es un acto de presencia, una pausa que te devuelve a tu interior.

Cuando un gesto se vuelve ritual, cambia la calidad de tu presencia. No es lo que haces, sino cómo lo haces. Prueba este micro-ritual: tres respiraciones + un gesto + una palabra. Inhala contando hasta cuatro, exhala hasta seis (x3). Luego realiza un gesto sencillo —encender una vela, apoyar una mano en el corazón, tomar un sorbo caliente— y elige una palabra ancla para tu día: suavidad, claridad, regreso. Ese pequeño acuerdo contigo misma cambia el tono de lo que sigue. Si lo repites a la misma hora y en el mismo lugar, tu cuerpo lo reconocerá como una puerta que se abre. Lo cotidiano deja de ser automático y se convierte en un recordatorio vivo de quién eres cuando te escuchas.

✨ He creado un cuaderno ritual gratuito con siete de estos portales simbólicos para que puedas explorarlos en tu propia vida:
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Porque a veces basta un solo gesto sencillo para abrir un gran regreso.

Con cariño,

Itzíar