
09 Dic El arte de no hacer
Entre el final y el comienzo del año hay un espacio donde el tiempo se detiene.
No pertenece al pasado ni al futuro.
Es un umbral silencioso, casi imperceptible, donde la vida suspira y se recoge.
Y en ese umbral nace el arte de no hacer: la práctica sutil de detenerse para escuchar lo que aún no tiene forma.
Afuera, todo acelera —balances, listas, propósitos, luces que ciegan—,
pero adentro, el alma pide otra cosa: descansar en lo que ya fue.
Parece un gesto pequeño, pero el arte de no hacer también es una forma de creación.
La semilla, antes de germinar, descansa.
El cuerpo, antes de moverse, escucha.
Y tú, antes de volver a empezar, puedes permitirte existir sin producir
El arte de no hacer como sabiduría interior
En el mundo exterior, la pausa se confunde con pérdida.
En el universo Inneris, el arte de no hacer es poder.
No hacer no es rendirse; es retirar la fuerza del esfuerzo para dejar que lo esencial emerja.
Cuando no empujas, el alma recuerda su ritmo.
Cuando no llenas, la vida vuelve a respirarte.
Esta es la alquimia invisible del final del año:
no se trata de cerrar, sino de descansar en lo que ya fue.
Y desde ahí, dejar que lo nuevo llegue solo, sin empujarlo.
Si estás transitando un momento de cambio y deseas acompañar tu proceso con calma, puedes leer también:
Lo que florece en la espera → leer el blog
Ritual simbólico para habitar el arte de no hacer
Esta semana, en lugar de planificar o escribir propósitos, prueba esto:
Apaga todas las luces de la casa durante unos minutos.
Enciende una vela y obsérvala sin intención.
Coloca una mano sobre el corazón y otra sobre el vientre.
Respira profundo y repite internamente:
“En mi no hacer, sigo perteneciendo.”
Después, escribe una sola frase que empiece por:
“Cuando practico el arte de no hacer, descubro que…”
No la termines. Déjala abierta, como esta pausa.
Si te interesa explorar más sobre los beneficios de la pausa consciente, te recomiendo leer este artículo de BBC, sobre los beneficios de no hacer nada intencionadamente. Leer el artículo
✍️ Práctica de escritura consciente
¿Qué parte de mí necesita silencio?
¿Qué sucede cuando dejo de sostenerlo todo?
¿Qué deseo dejar descansar antes del nuevo año?
No estás perdida por detenerte.
Estás regresando al lugar donde todo comienza: tu propio ritmo.
Entre el último día y el primero hay un instante sagrado:
un espacio sin nombre, sin tiempo, donde la vida te recuerda que no eres el año que termina,
sino la conciencia que lo observa.
El arte de no hacer no es ausencia de acción; es presencia absoluta.
Es confiar en que la semilla de lo nuevo ya está germinando, incluso en tu silencio.
También puedes visitar el Método Inneris para conocer cómo integrar el arte de no hacer en tu vida cotidiana.
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Con cariño,
Itzíar
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